Serie de poemas escritos entre dos mujeres que dialogan sobre su territorio.
Encuentros
Estábamos para encontrarnos en la orilla del río,
donde nuestras penas son lavadas
por su paz.
Aquel sitio mágico
Donde los niños reían y las personas descansaban.
Nuestros corazones enamorados,
oportunidades,
incertidumbre,
emprender un viaje desconocido…
El cambio,
nuevas experiencias para superar,
trasferirlo a gente desconocida,
pero no con los derechos del sonido,
de las armas en el diario vivir.
Las flores rosadas de aquella calle plana.
Carnaval ruiseñor.
Flores, rosadas.
Similares tal vez será,
eso sí,
calle plena e iluminada
abrazada por una manta ovalada.
Calle plena e iluminada
la rubia busca también el atardecer.
La complicidad
Muros y risas cortejaban el viento,
me daban paz y felicidad,
era mi hogar.
¿Y no se juzgaba mi forma de acuerdo?
No sé.
A la luz del templo histórico mi alma liberé
porque sin importarme nada allí,
mi amor consume,
consume sí,
en un histórico lugar mi propia historia empecé a formar.
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